Si habéis leído los relatos anteriores sabréis que tras una fiesta de la empresa me lié con la hija del director y ya en su cama me enteré de que tenía una sorpresa entre las piernas. Tras pasar parte del fin de semana con ella llegaba el lunes y nos veríamos en el trabajo. Version para imprimir
Si habéis leído los relatos anteriores sabréis que tras una fiesta de la empresa me lié con la hija del director y ya en su cama me enteré de que tenía una sorpresa entre las piernas. Tras pasar parte del fin de semana con ella llegaba el lunes y nos veríamos en el trabajo.
Era domingo por la noche y recibí un SMS de Pepa en el móvil: "Recuerda que Marta y Laura nos vieron irnos juntos. No digas nada en el trabajo". Era cierto... había un cabo suelto así que llamé a Pepa al número personal que me había dado y quedamos en decir que fuimos a un local pero como estaba tan saturado decidimos irnos cada uno a su casa.
El lunes por la mañana sobre las 8:30 llegue al trabajo y justo como pensábamos, Marta, Laura y Mónica se abalanzaron sobre mi para saber que pasó tras la fiesta. Yo puse cara de aburrido y dije lo que habíamos quedado en decir, añadiendo de mi propia cosecha que jamás se me hubiera ocurrido insinuar nada a la hija del director, con lo que un poco desilusionadas se fueron cada una a su mesa.
La mañana transcurría normal a excepción de que a las 11 Pepa aún no había llegado y solía ser puntual. Yo la verdad estaba un poco impaciente por verla y temía que esa impaciencia me delatase cuando llegase. Pero ella llamo por teléfono a Gonzalo (os recuerdo, el "abuelo" del departamento) y le mandó que me dijera que no podía ir por la mañana y que los documentos que debía entregarla los tuviese preparados para última hora de la tarde.
Por supuesto que no había documentos que entregar pero a esa hora solo quedaría yo en la oficina y quizás Gonzalo, pero no las dos víboras.
Así pues me dedique a hacer parte de mi trabajo y esperar a que se fuesen marchando los compañeros. Gonzalo seguía ahí. Igual había oído algo y querría saber que había de cierto.
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